Ya desde Hacer Sapito, Verónica Viola Fisher supo hacer buen uso de los refranes populares. En este nuevo libro, desarma el sintagma de los cuentos infantiles Había una vez para extremar la lengua. Alejándose de la poesía confesional, elude el yo de una forma maestra. Tal vez heredera de Thénon, la ironía irrumpe en los poemas desarticulando el sentido común: Había una vez un sexo. Un sexo no sexuado. Un sexo con una sexualidad. Un sexo sexy. El humor atraviesa los poemas y las palabras forman un universo de sentido donde hay que hacer un esfuerzo para atrapar la imagen. Un juego con la lengua como si fuera un rompecabezas y lo único que pudiera hacer la poeta es desmenuzar las piezas que lo componen. Viola Fisher usa las palabras como juguetes, las encima, las enumera y la agrupa evidenciando las trampas del lenguaje y dejando ver un mundo lúdico, lleno de revelaciones.

Nurit Kasztelan

Había una vez

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Ya desde Hacer Sapito, Verónica Viola Fisher supo hacer buen uso de los refranes populares. En este nuevo libro, desarma el sintagma de los cuentos infantiles Había una vez para extremar la lengua. Alejándose de la poesía confesional, elude el yo de una forma maestra. Tal vez heredera de Thénon, la ironía irrumpe en los poemas desarticulando el sentido común: Había una vez un sexo. Un sexo no sexuado. Un sexo con una sexualidad. Un sexo sexy. El humor atraviesa los poemas y las palabras forman un universo de sentido donde hay que hacer un esfuerzo para atrapar la imagen. Un juego con la lengua como si fuera un rompecabezas y lo único que pudiera hacer la poeta es desmenuzar las piezas que lo componen. Viola Fisher usa las palabras como juguetes, las encima, las enumera y la agrupa evidenciando las trampas del lenguaje y dejando ver un mundo lúdico, lleno de revelaciones.

Nurit Kasztelan