Dentro de un gran proyecto de ingeniería social, entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX los y las niños/as se transformaron en el foco privilegiado de las preocupaciones de la medicina vernácula y de las elites dominantes que buscaban mejorar biológicamente al futuro ciudadano argentino.

El libro explora los afanes de los médicos por la calidad de los edificios escolares, los contagios, la enfermedad y la mortalidad infantil; los criterios de la normalidad y la anormalidad, la vacunación obligatoria, la pedagogía de la higiene y el sanitarismo de masas; la psicología experimental, la puericultura, la antropometría, la alimentación y la construcción de roles sexualizados en un molde binario (masculinidades y femineidades), adentrándonos en los conflictos, obstáculos y limitaciones de la medicalización, plasmados en un programa escolar que ha quedado como huella arqueológica en la historia de la educación argentina.