"Ya no había nadie cuando cruzamos el pueblo, llegando a casa.

Carhué y la luna inmensa nos recibió.

Corrimos como siempre para abrir la puerta que da al patio. Nos recibió el centenario almendro, dominando el gran patio.

Escuchamos el rozar como de alas, cuando lo vimos: inmenso, con sus alas abiertas mostrando la pequeña herida que le imposibilitaba volar.

No le gustaba que lo miremos, se escondía atrás de una higuera. Mi nieta Sofía le puso agua, comida y dejamos abierta la puerta y ventana del lavadero.

Dos noches se tuvo que quedar, hasta curar su herida. Le veíamos de lejos, se molestaba. Nosotros mirábamos a la luna y hablábamos sin fijar la vista en él.

Estas dos noches, nuestros sueños fueron entretejiendo como una red, historias, relatos.

Algunas están escritas en este libro.

A la tercera mañana ya no estaba”.

Miguel Ángel Masson, autor de estos relatos realiza un vuelo nocturno, como un búho, sobre distintas situaciones, lugares y tiempos, deteniéndose en algunos, que significaron estacas, postes, desde donde parar y observar el paso del tiempo.