Cuando se "pierde un embarazo" se pierde unx hijx, dice Adriana Marcus.

Quedan truncos los deseos, imaginarios, planes, temores, desafíos, redistribuciones, conflictos, complicaciones, inseguridades, apoyos, proyectos... Y queda un vacío tan doloroso, que muchas veces se trata de olvidar u ocultar, rellenando ese hueco con actividad redoblada, nuevas relaciones sociales o más estímulos desde el afuera para acallar la voz del adentro que aún está llorando. La mujer que pone el cuerpo y se juega la vida en cada embarazo, ya no será la misma que unos mesees atrás.

Y además -en general sin saberlo conscientemente- ¡está atravesando un puerperio!, invisible tanto para el sistema médico como para la familia; incluso para la producción del trabajo, al no poder mostrar el "producto de su reproducción": sin bebé no hay puerperio, aunque en el cuerpo de la mujer esté ocurriendo lo contrario. En la sociedad de la eterna belleza y juventud, de la sonrisa obligada, del éxxito y la fama, están mal vistos la tristeza, el duelo y el dolor, porqe se les teme. Adriana nos pone ante un espejo y, en la era del plástico y las pastillas, nos pone en diálogo con nuestra propia vida.

 

Adriana Marcus

Adriana Marcus nació el 12 de octubre de 1955 en Buenos Aires, hija y nieta de inmigrantes alemanes judíos perseguidos por el nazismo. Estudió medicina en la UBA, donde fue ayudante de cátedra,  al tiempo que trabajó como enfermera en varias clínicas. Debido a su secuestro en 1978-1979 (detenida-desaparecida en la ESMA) interrumpió sus estudios, retomándolos en 1980 hasta recibirse en 1982. En ese año se “inxilió” en el interior de la provincia de Neuquén, donde se especializó en Medicina General con Orientación Rural. En Neuquén nacieron y crecieron sus dos hijos. Trabajó en hospitales públicos provinciales hasta su jubilación, en 2011. Los últimos 23 años su práctica se desarrolló sobre todo en la atención ambulatoria en un barrio de Zapala, y en el área rural, donde pudo enriquecer su práctica con aportes de la medicina mapuche y las prácticas populares de cuidado de la salud (la así llamada “interculturalidad”), las denominadas “plantas medicinales”, el acompañamiento a embarazadas desde un dispositivo interdisciplinario local para abordajes de alta complejidad psicosocial y las dimensiones transgeneracionales que operan tras las enfermedades. Participó de un comité asesor para mejorar la calidad de las prestaciones sanitarias desde el “Comité de análisis de la mortalidad materna e infantil”, desde el cual se generó el curso “Ciencias del inicio de la vida: un recorrido multidisciplinario para una nueva comprensión del ser y del nacer”, que sembró nuevos caminos en las siguientes generaciones profesionales. Actualmente acompaña grupos que cuidan el inicio de la vida en diferentes lugares y forman la “Red Rizomas Enredados, para el cuidado del inicio de la vida”, desde donde se realizan múltiples actividades, edita junto a otras personas los “apuntes para la cuidadania” que difunde artículos unitarios a precios mínimos sobre temas de maternidad, ecología, plantas saludables y saberes ancestrales, y participa de la Red Jarilla de Plantas Saludables de la Patagonia, desde donde comparte saberes y prácticas populares de salud. Ha escrito 8 libros sobre plantas saludables, y artículos sobre embarazo, ecología, plantas saludables y otros que fueron publicados en diversos medios.

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Cuando se "pierde un embarazo" se pierde unx hijx, dice Adriana Marcus.

Quedan truncos los deseos, imaginarios, planes, temores, desafíos, redistribuciones, conflictos, complicaciones, inseguridades, apoyos, proyectos... Y queda un vacío tan doloroso, que muchas veces se trata de olvidar u ocultar, rellenando ese hueco con actividad redoblada, nuevas relaciones sociales o más estímulos desde el afuera para acallar la voz del adentro que aún está llorando. La mujer que pone el cuerpo y se juega la vida en cada embarazo, ya no será la misma que unos mesees atrás.

Y además -en general sin saberlo conscientemente- ¡está atravesando un puerperio!, invisible tanto para el sistema médico como para la familia; incluso para la producción del trabajo, al no poder mostrar el "producto de su reproducción": sin bebé no hay puerperio, aunque en el cuerpo de la mujer esté ocurriendo lo contrario. En la sociedad de la eterna belleza y juventud, de la sonrisa obligada, del éxxito y la fama, están mal vistos la tristeza, el duelo y el dolor, porqe se les teme. Adriana nos pone ante un espejo y, en la era del plástico y las pastillas, nos pone en diálogo con nuestra propia vida.

 

Adriana Marcus

Adriana Marcus nació el 12 de octubre de 1955 en Buenos Aires, hija y nieta de inmigrantes alemanes judíos perseguidos por el nazismo. Estudió medicina en la UBA, donde fue ayudante de cátedra,  al tiempo que trabajó como enfermera en varias clínicas. Debido a su secuestro en 1978-1979 (detenida-desaparecida en la ESMA) interrumpió sus estudios, retomándolos en 1980 hasta recibirse en 1982. En ese año se “inxilió” en el interior de la provincia de Neuquén, donde se especializó en Medicina General con Orientación Rural. En Neuquén nacieron y crecieron sus dos hijos. Trabajó en hospitales públicos provinciales hasta su jubilación, en 2011. Los últimos 23 años su práctica se desarrolló sobre todo en la atención ambulatoria en un barrio de Zapala, y en el área rural, donde pudo enriquecer su práctica con aportes de la medicina mapuche y las prácticas populares de cuidado de la salud (la así llamada “interculturalidad”), las denominadas “plantas medicinales”, el acompañamiento a embarazadas desde un dispositivo interdisciplinario local para abordajes de alta complejidad psicosocial y las dimensiones transgeneracionales que operan tras las enfermedades. Participó de un comité asesor para mejorar la calidad de las prestaciones sanitarias desde el “Comité de análisis de la mortalidad materna e infantil”, desde el cual se generó el curso “Ciencias del inicio de la vida: un recorrido multidisciplinario para una nueva comprensión del ser y del nacer”, que sembró nuevos caminos en las siguientes generaciones profesionales. Actualmente acompaña grupos que cuidan el inicio de la vida en diferentes lugares y forman la “Red Rizomas Enredados, para el cuidado del inicio de la vida”, desde donde se realizan múltiples actividades, edita junto a otras personas los “apuntes para la cuidadania” que difunde artículos unitarios a precios mínimos sobre temas de maternidad, ecología, plantas saludables y saberes ancestrales, y participa de la Red Jarilla de Plantas Saludables de la Patagonia, desde donde comparte saberes y prácticas populares de salud. Ha escrito 8 libros sobre plantas saludables, y artículos sobre embarazo, ecología, plantas saludables y otros que fueron publicados en diversos medios.