El derecho y el revés, la trama y los hilos; lo abierto y lo cosido, lo que se ve del Lado de Atrás y del Lado de Afuera son cara y seca de una historia, La costura, que nos hace pensar constantemente en esa otra manera de considerar el mundo. Pasea al por certezas, por sueños, por incertidumbres con una propuesta estética atractiva, ingeniosa y muy misteriosa también. El nuevo libro de Isol es una maravilla de creatividad y belleza.

La costura, su libro más reciente, fue originalmente creado para el proyecto “Palestinian Art History as Told by Everyday Objects”, producido por el Palestinian Museum. Está inspirado en los bordados tradicionales de la cultura palestina.

 

“Trato de mirar las cosas como si nunca las hubiera visto”
La autora e ilustradora presenta hoy su nuevo libro, “La costura”, inspirado en un chal bordado por mujeres palestinas, nota publicada el 16 de diciembre de 2021 en La Nación.
“Yo no escribo cuentos, yo dibujo cuentos”: fue lo primero que pensó Isol cuando le propusieron que escribiera un relato para una colección de libros para chicos que se publicaría a fin de año en Palestina. Era enero, todavía no tenía claro qué le depararía el 2021 en este contexto pandémico y, después de aclarar que ella crea historias a partir de imágenes (y no al revés), se puso a pensar si se le ocurría algo. La costura, un libro fascinante y muy diferente a sus obras anteriores, es el resultado de aquel pedido especial. Es el primer trabajo que la autora de Petit, el monstruo hace por encargo y es, también, la primera vez que inventa una trama a partir de un objeto: un chal negro bordado que le habían regalado años atrás cuando visitó el Museo de Palestina.

Estructurada en cuatro partes más un epílogo, la historia juega con los “dibujos” de la tela, con las costuras “del lado de atrás” del chal (una de las claves) y con los bordados del frente. Allí donde aparecen triángulos colorados y líneas formadas por puntos, Isol vio casitas y árboles frutales. Y en los espacios que se forman entre los flecos encontró los agujeros por donde se pierden cosas como llaveros, paraguas y bufandas.

Otra particularidad de este nuevo libro es que por primera vez salió primero en la Argentina, editado por Fondo de Cultura Económica, luego se publicará en México y ya compraron los derechos en Italia y Holanda. El Museo de Palestina lo publicó este mes en una colección de doce cuentos de autores de todo el mundo. En Buenos Aires, La costura tendrá su presentación oficial hoy, a las 19, en la Librería del Fondo (Costa Rica 4568), en el marco del Festival de Literatura Infantil y Juvenil (Felij), que continúa hasta el domingo 19.

En su primer encuentro presencial con el público en dos años, la autora e ilustradora contará los detalles de un proceso creativo que incluyó el escaneado de los bordados y el delicado trabajo de enhebrar una historia familiar con los motivos en rojo, azul y otros tonos vibrantes. Cantante y compositora, Isol va a estrenar unas canciones inspiradas en la música árabe. Con cupo y protocolos anti Covid, la charla podrá seguirse por el canal de Facebook de la librería.

“Estuve en Palestina hace tres años para dictar unos talleres, invitada por el Instituto Tamer para la Educación de la Comunidad, una organización de promoción de la lectura que intenta que la población de Ramallah pueda conectarse con los libros que se editan en todo el mundo y que los chicos palestinos puedan tener oportunidades para dibujar y escribir. Por su trabajo, recibió el premio Astrid Lindgren en 2009″, cuenta Isol a LA NACION en el jardín de su casa porteña donde se escucha el ruido del tren de fondo. En 2013, la autora e ilustradora fue distinguida con ese mismo premio internacional, uno de los más prestigiosos en el campo de la literatura infantil y juvenil.

-¿Qué tuvo que ver aquel viaje con este nuevo libro?

-Estuve unos diez días y, entre otras visitas, fui al Museo de Palestina, donde había una muestra de bordados tradicionales, que me encantó. Varios de mis libros se publicaron en árabe (algo que siempre me impactó, porque se ríen de las mismas cosas): Imposible, por ejemplo, les encanta. Al final nos pasa a todos lo mismo. En enero, cuando me llamaron para pedirme que escribiera un cuento, les dije: “Yo no escribo cuentos, yo dibujo cuentos”. Pienso mientras dibujo: construyo los relatos desde las imágenes. Entonces, me pidieron un cuento ilustrado que tuviera algo que ver con la cultura palestina: que tomara algo, lo que quisiera, y lo trasladara a la vida cotidiana, por ejemplo.

-¿Cómo aparece en escena el chal negro bordado?

-Querían algo vivo, no institucional. Y me acordé de esa muestra de bordados que había visto y que me habían regalado un chal. Me lo mandaron por correo porque sabían que me había encantado. En mis talleres, trabajo mucho con los alumnos la cuestión de mirar las cosas de otra manera, como si uno nunca las hubiera visto. Entonces, empecé a mirar así el chal y vi casitas. Y cuando lo miré de atrás, dije guau: “Esto parece un bosque”. Ahí apareció la idea de dos planos, que por estar tan pegados no se pueden ver entre sí: un lado, donde vivimos, y el otro lado, donde pasan otras cosas.

-”El otro lado” puede tener distintos sentidos. ¿Qué significa para vos?

-Es el otro lado en esta historia. Después de hacer las cosas me doy cuenta de que trabajo mucho la idea de que lo perfecto (o la búsqueda de la perfección) puede ser muy opresivo y mentiroso. La protagonista, una nena, trata de arreglar lo roto. Pero lo roto es, también, parte de la vida.

-¿De dónde salió la idea de que existe un lugar donde van a parar las cosas perdidas?

-De chica me pasa que pierdo las llaves y cosas todo el tiempo. Tengo la fama de que pierdo los paraguas, las bufandas. Mi mamá me teje siempre dos, por si pierdo una. Ahí apareció algo concreto para la historia, no quería que fuera demasiado abstracto. Se me ocurrían temas e ideas y en un momento noté que el cuento me estaba quedando largo. Entonces, recurrí a las elipsis y eso organizó la historia en cuatro partes y un epílogo.

-Hay tres mujeres: madre, hija y abuela. ¿Querías mostrar un universo femenino?

-Salió así. Pensé en un momento en incluir un hombre que cosiera, pero me pareció que iba a quedar forzado porque las que hacen estos bordados son mujeres. La madre, que es la más realista, está medio estufada por los problemas. La nena quiere ayudar a reparar lo roto. Esa preocupación me dio ternura y, también, que tuviera complicidad con la abuela. Mi cuñada me hizo notar que, por primera vez, aparecen tres generaciones de mujeres.

-¿Vos también lo ves distinto a tus otros libros por la forma y por el contenido?

-Sí. Aunque creo que todo siempre termina vinculado con una historia personal, jamás se me hubiera ocurrido este cuento sin el chal, sin las ideas que me proponía el material. Lo raro, para mí, es que era un libro por encargo, algo que en general no me funciona. Descubrí que está buenísimo partir de un objeto: como cuando pruebo una técnica nueva y aparecen otras imágenes.

 

Isol (Marisol Misenta) (Buenos Aires, Argentina, 1972).
Es ilustradora, escritora y diseñadora de sus propios libros. Como poeta, creadora de tiras cómicas y dibujante, ha recibido una Mención en el I Concurso Ilustrado A la orilla del viento y la Manzana de Oro en la Bienal de Bratislava. En 2004, El globo fue seleccionado por el White Raven como álbum destacado.
Fondo de Cultura Económica ha editado Vida de perros (1997), Cosas que pasan (1998), Un regalo sorpresa (1998), Intercambio cultural (2000), El globo (2002), Secreto de familia (2003), Numeralia (con textos de Jorge Luján, 2007), La bella Griselda (2010), Nocturno (2011), Abecedario a mano (2015) e Imposible (2018).

La costura

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El derecho y el revés, la trama y los hilos; lo abierto y lo cosido, lo que se ve del Lado de Atrás y del Lado de Afuera son cara y seca de una historia, La costura, que nos hace pensar constantemente en esa otra manera de considerar el mundo. Pasea al por certezas, por sueños, por incertidumbres con una propuesta estética atractiva, ingeniosa y muy misteriosa también. El nuevo libro de Isol es una maravilla de creatividad y belleza.

La costura, su libro más reciente, fue originalmente creado para el proyecto “Palestinian Art History as Told by Everyday Objects”, producido por el Palestinian Museum. Está inspirado en los bordados tradicionales de la cultura palestina.

 

“Trato de mirar las cosas como si nunca las hubiera visto”
La autora e ilustradora presenta hoy su nuevo libro, “La costura”, inspirado en un chal bordado por mujeres palestinas, nota publicada el 16 de diciembre de 2021 en La Nación.
“Yo no escribo cuentos, yo dibujo cuentos”: fue lo primero que pensó Isol cuando le propusieron que escribiera un relato para una colección de libros para chicos que se publicaría a fin de año en Palestina. Era enero, todavía no tenía claro qué le depararía el 2021 en este contexto pandémico y, después de aclarar que ella crea historias a partir de imágenes (y no al revés), se puso a pensar si se le ocurría algo. La costura, un libro fascinante y muy diferente a sus obras anteriores, es el resultado de aquel pedido especial. Es el primer trabajo que la autora de Petit, el monstruo hace por encargo y es, también, la primera vez que inventa una trama a partir de un objeto: un chal negro bordado que le habían regalado años atrás cuando visitó el Museo de Palestina.

Estructurada en cuatro partes más un epílogo, la historia juega con los “dibujos” de la tela, con las costuras “del lado de atrás” del chal (una de las claves) y con los bordados del frente. Allí donde aparecen triángulos colorados y líneas formadas por puntos, Isol vio casitas y árboles frutales. Y en los espacios que se forman entre los flecos encontró los agujeros por donde se pierden cosas como llaveros, paraguas y bufandas.

Otra particularidad de este nuevo libro es que por primera vez salió primero en la Argentina, editado por Fondo de Cultura Económica, luego se publicará en México y ya compraron los derechos en Italia y Holanda. El Museo de Palestina lo publicó este mes en una colección de doce cuentos de autores de todo el mundo. En Buenos Aires, La costura tendrá su presentación oficial hoy, a las 19, en la Librería del Fondo (Costa Rica 4568), en el marco del Festival de Literatura Infantil y Juvenil (Felij), que continúa hasta el domingo 19.

En su primer encuentro presencial con el público en dos años, la autora e ilustradora contará los detalles de un proceso creativo que incluyó el escaneado de los bordados y el delicado trabajo de enhebrar una historia familiar con los motivos en rojo, azul y otros tonos vibrantes. Cantante y compositora, Isol va a estrenar unas canciones inspiradas en la música árabe. Con cupo y protocolos anti Covid, la charla podrá seguirse por el canal de Facebook de la librería.

“Estuve en Palestina hace tres años para dictar unos talleres, invitada por el Instituto Tamer para la Educación de la Comunidad, una organización de promoción de la lectura que intenta que la población de Ramallah pueda conectarse con los libros que se editan en todo el mundo y que los chicos palestinos puedan tener oportunidades para dibujar y escribir. Por su trabajo, recibió el premio Astrid Lindgren en 2009″, cuenta Isol a LA NACION en el jardín de su casa porteña donde se escucha el ruido del tren de fondo. En 2013, la autora e ilustradora fue distinguida con ese mismo premio internacional, uno de los más prestigiosos en el campo de la literatura infantil y juvenil.

-¿Qué tuvo que ver aquel viaje con este nuevo libro?

-Estuve unos diez días y, entre otras visitas, fui al Museo de Palestina, donde había una muestra de bordados tradicionales, que me encantó. Varios de mis libros se publicaron en árabe (algo que siempre me impactó, porque se ríen de las mismas cosas): Imposible, por ejemplo, les encanta. Al final nos pasa a todos lo mismo. En enero, cuando me llamaron para pedirme que escribiera un cuento, les dije: “Yo no escribo cuentos, yo dibujo cuentos”. Pienso mientras dibujo: construyo los relatos desde las imágenes. Entonces, me pidieron un cuento ilustrado que tuviera algo que ver con la cultura palestina: que tomara algo, lo que quisiera, y lo trasladara a la vida cotidiana, por ejemplo.

-¿Cómo aparece en escena el chal negro bordado?

-Querían algo vivo, no institucional. Y me acordé de esa muestra de bordados que había visto y que me habían regalado un chal. Me lo mandaron por correo porque sabían que me había encantado. En mis talleres, trabajo mucho con los alumnos la cuestión de mirar las cosas de otra manera, como si uno nunca las hubiera visto. Entonces, empecé a mirar así el chal y vi casitas. Y cuando lo miré de atrás, dije guau: “Esto parece un bosque”. Ahí apareció la idea de dos planos, que por estar tan pegados no se pueden ver entre sí: un lado, donde vivimos, y el otro lado, donde pasan otras cosas.

-”El otro lado” puede tener distintos sentidos. ¿Qué significa para vos?

-Es el otro lado en esta historia. Después de hacer las cosas me doy cuenta de que trabajo mucho la idea de que lo perfecto (o la búsqueda de la perfección) puede ser muy opresivo y mentiroso. La protagonista, una nena, trata de arreglar lo roto. Pero lo roto es, también, parte de la vida.

-¿De dónde salió la idea de que existe un lugar donde van a parar las cosas perdidas?

-De chica me pasa que pierdo las llaves y cosas todo el tiempo. Tengo la fama de que pierdo los paraguas, las bufandas. Mi mamá me teje siempre dos, por si pierdo una. Ahí apareció algo concreto para la historia, no quería que fuera demasiado abstracto. Se me ocurrían temas e ideas y en un momento noté que el cuento me estaba quedando largo. Entonces, recurrí a las elipsis y eso organizó la historia en cuatro partes y un epílogo.

-Hay tres mujeres: madre, hija y abuela. ¿Querías mostrar un universo femenino?

-Salió así. Pensé en un momento en incluir un hombre que cosiera, pero me pareció que iba a quedar forzado porque las que hacen estos bordados son mujeres. La madre, que es la más realista, está medio estufada por los problemas. La nena quiere ayudar a reparar lo roto. Esa preocupación me dio ternura y, también, que tuviera complicidad con la abuela. Mi cuñada me hizo notar que, por primera vez, aparecen tres generaciones de mujeres.

-¿Vos también lo ves distinto a tus otros libros por la forma y por el contenido?

-Sí. Aunque creo que todo siempre termina vinculado con una historia personal, jamás se me hubiera ocurrido este cuento sin el chal, sin las ideas que me proponía el material. Lo raro, para mí, es que era un libro por encargo, algo que en general no me funciona. Descubrí que está buenísimo partir de un objeto: como cuando pruebo una técnica nueva y aparecen otras imágenes.

 

Isol (Marisol Misenta) (Buenos Aires, Argentina, 1972).
Es ilustradora, escritora y diseñadora de sus propios libros. Como poeta, creadora de tiras cómicas y dibujante, ha recibido una Mención en el I Concurso Ilustrado A la orilla del viento y la Manzana de Oro en la Bienal de Bratislava. En 2004, El globo fue seleccionado por el White Raven como álbum destacado.
Fondo de Cultura Económica ha editado Vida de perros (1997), Cosas que pasan (1998), Un regalo sorpresa (1998), Intercambio cultural (2000), El globo (2002), Secreto de familia (2003), Numeralia (con textos de Jorge Luján, 2007), La bella Griselda (2010), Nocturno (2011), Abecedario a mano (2015) e Imposible (2018).