“Todas las mañanas las siete pulguitas se levantaban contentas, miraban salir el sol, se reían con el vuelo de las mariposas, daban grandes saltos mortales en el aire, hacían tumbacabezas en el suelo, y comenzaban a cantar su canción preferida”. Así comienza este cuento de Gustavo Roldán, padre, reilustrado por Gustavo Roldán hijo, que allá por finales de la década del ‘80 fue toda una irreverente y maravillosa propuesta lúdica y pícara como jamás habíamos leído.

Esa canción que cantan las pulgas a toda hora tiene una letra que su madre no aprueba, por lo que intenta enseñarles otras políticamente correctas pero a las pulgas no les gusta ninguna que no sea esa. Sin embargo, hay una que tiene una palabra que les gusta porque les hace acordar a la canción anterior y entonces vuelven a cantarla con más énfasis. Es así como la madre busca en su repertorio una y otra canción pero todas indefectiblemente llegan al mismo lugar. Más creativa es la intención de superar la letra de la canción original, más lejano es el resultado. Hasta que la madre toma una decisión.

Un cuento muy divertido que cuestiona, juega, rima y cruza fronteras, se sale del corral y se encauza. Las ilustraciones de Roldán hijo acompañan el estilo de Roldán padre donde lo simple puede ser complejo, lo sutil inteligente y lo creativo está ahí al alcance de la escucha y la vista.

Gustavo Roldán (padre) - Gustavo Roldán (hijo). Ed Calibroscopio.

LA CANCIÓN DE LAS PULGAS (tapa dura)

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“Todas las mañanas las siete pulguitas se levantaban contentas, miraban salir el sol, se reían con el vuelo de las mariposas, daban grandes saltos mortales en el aire, hacían tumbacabezas en el suelo, y comenzaban a cantar su canción preferida”. Así comienza este cuento de Gustavo Roldán, padre, reilustrado por Gustavo Roldán hijo, que allá por finales de la década del ‘80 fue toda una irreverente y maravillosa propuesta lúdica y pícara como jamás habíamos leído.

Esa canción que cantan las pulgas a toda hora tiene una letra que su madre no aprueba, por lo que intenta enseñarles otras políticamente correctas pero a las pulgas no les gusta ninguna que no sea esa. Sin embargo, hay una que tiene una palabra que les gusta porque les hace acordar a la canción anterior y entonces vuelven a cantarla con más énfasis. Es así como la madre busca en su repertorio una y otra canción pero todas indefectiblemente llegan al mismo lugar. Más creativa es la intención de superar la letra de la canción original, más lejano es el resultado. Hasta que la madre toma una decisión.

Un cuento muy divertido que cuestiona, juega, rima y cruza fronteras, se sale del corral y se encauza. Las ilustraciones de Roldán hijo acompañan el estilo de Roldán padre donde lo simple puede ser complejo, lo sutil inteligente y lo creativo está ahí al alcance de la escucha y la vista.

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