Los duendes Julián y Santiago, el hada Marina y el elfo Lautaro están sentados bajo un paraíso, a orillas del río Paraná, en Rosario. El paraíso, acá, es un árbol. Da unos frutos redonditos que caen a su alrededor. Nuestros personajes se entretienen juntándolos y tirándolos al río, viendo los círculos que hacen en el agua, y conversando. Pero ahora hace rato que están en silencio, cada uno pensando… quién sabe qué. De pronto, Lautaro hace la pregunta. Una de esas preguntas que los llevan a grandes discusiones, de las que a veces salen poniéndose de acuerdo y, otras, enojadísimos. Esta parece que va a ser de las primeras. O eso espero.