La violencia contra las mujeres, en sus diversos tipos y modalidades, tiene carácter social y político -no solo individual-, y en ella se renueva la obediencia a la ley del patriarcado, que establece un orden de subordinación y jerarquización de los géneros.
Educar a las nuevas generaciones en la construcción de derechos humanos de género e impulsar acciones que promuevan el cambio en las representaciones y prácticas sociales basado en la igualdad de derechos, es una responsabilidad social y la escuela debe comprometerse para lograrlo.
La autora propone lecturas y guías didácticas para el análisis crítico del discurso que circula en diferentes ámbitos. De este modo, busca impulsar valores y prácticas de igualdad y justicia de género entre adolescentes y jóvenes, a la vez que visibilizar, deslegitimar y erradicar la violencia contra las mujeres.
La inclusión de la perspectiva de género en la educación de los y las jóvenes implica promover la reflexión crítica del modelo jerárquico y desigual de socialización de los géneros, en el que se legitima el comportamiento masculino machista, sexista, xenófobo y violento en perjuicio del otro/otra, así como también la conducta femenina de sumisión, pasividad, dependencia.

Derecho de las mujeres a una vida sin violencia

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La violencia contra las mujeres, en sus diversos tipos y modalidades, tiene carácter social y político -no solo individual-, y en ella se renueva la obediencia a la ley del patriarcado, que establece un orden de subordinación y jerarquización de los géneros.
Educar a las nuevas generaciones en la construcción de derechos humanos de género e impulsar acciones que promuevan el cambio en las representaciones y prácticas sociales basado en la igualdad de derechos, es una responsabilidad social y la escuela debe comprometerse para lograrlo.
La autora propone lecturas y guías didácticas para el análisis crítico del discurso que circula en diferentes ámbitos. De este modo, busca impulsar valores y prácticas de igualdad y justicia de género entre adolescentes y jóvenes, a la vez que visibilizar, deslegitimar y erradicar la violencia contra las mujeres.
La inclusión de la perspectiva de género en la educación de los y las jóvenes implica promover la reflexión crítica del modelo jerárquico y desigual de socialización de los géneros, en el que se legitima el comportamiento masculino machista, sexista, xenófobo y violento en perjuicio del otro/otra, así como también la conducta femenina de sumisión, pasividad, dependencia.