"Lo primero que hago por la mañana es lavarme los dientes y afilar la lengua."

Dorothy Parker

Decía el sabio que las apariencias engañan, pero, bien mirado, lo que engaña son las expectativas, las ganas de vivir lo que nuestro deseo ha dibujado, sin tener en cuenta la realidad. De ahí que a menudo terminemos colgando de un hilo, esperando en vano una llamada que nunca llegará o cultivando las malas hierbas de los celos.

De eso y de mucho más hablan estos espléndidos cuentos de Dorothy Parker, que nos lleva de paseo por las calles de Nueva York para ver de cerca a hombres y mujeres que buscan el amor, aunque se venda muy caro. La mirada de la gran autora nos guía, su humor negro brilla en cada página, y al final, cuando las luces del último bar se apagan y no hay más copas que vaciar, nos queda el talento de una maestra que, hablando de sí misma, habla por todos.

Colgando de un hilo

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"Lo primero que hago por la mañana es lavarme los dientes y afilar la lengua."

Dorothy Parker

Decía el sabio que las apariencias engañan, pero, bien mirado, lo que engaña son las expectativas, las ganas de vivir lo que nuestro deseo ha dibujado, sin tener en cuenta la realidad. De ahí que a menudo terminemos colgando de un hilo, esperando en vano una llamada que nunca llegará o cultivando las malas hierbas de los celos.

De eso y de mucho más hablan estos espléndidos cuentos de Dorothy Parker, que nos lleva de paseo por las calles de Nueva York para ver de cerca a hombres y mujeres que buscan el amor, aunque se venda muy caro. La mirada de la gran autora nos guía, su humor negro brilla en cada página, y al final, cuando las luces del último bar se apagan y no hay más copas que vaciar, nos queda el talento de una maestra que, hablando de sí misma, habla por todos.