"Cuentan las abuelas del pueblo kato que, un día, Nagaicho quiso crear el mundo. Para eso, llevo con él a un perro. El dios formó la Tierra y, con ella, hizo a un hombre y a una mujer. Después, arrastro sus grandes pies por la tierra abriendo surcos y metió sus dedos en las rocas formando ríos cristalinos. Nagaicho le dijo al perro: ‘Camina conmigo’. Y anduvieron por llanuras y montañas donde crecían los tréboles y saltaban las langostas. ‘Lo hicimos bien —le dijo el dios al perro—. Ya podemos descansar’”.